Que la industria del cine está decayendo ya lo sabíamos, pero que las vacaciones de Navidad, un momento para pasar en familia o con los amigos y disfrutar juntos de actividades cinéfilas, se haya perdido completamente, da que pensar.
Hace unos años durante las Navidades se nos bombardeaba con estrenos enmarcados en ambientes de villancicos, duendes que preparan regalos junto al gordo del trineo y alegría y paz en la tierra, pero ahora los tiempos han cambiado.
Películas navideñas han habido muchas: Solo en casa, Un padre en apuros, El Grinch, Vaya Santa Claus 1 y 2, Pesadilla antes de Navidad, Elf, Milagro en la calle 34, La leyenda de Santa Claus, Los fantasmas atacan al jefe, S.O.S Ya es Navidad, Polar Express, Un ángel pasó por Brooklin, Jack Frost, Family Man, La mujer del predicador, Fred Claus, Gremlins, El diario de Bridget Jones, Mientras dormías, Noche silenciosa Noche de muerte (la mejor, sin duda, donde un asesino psicópata mata a sus víctimas disfrazado de Santa Claus)
Con toda esa oferta (y aún había más) era normal que la gente se agolpara en las taquillas cuando tenía unos días de vacaciones, y llevara a sus hijos al cine a ver películas que, aunque no fueran un deslumbre de talento, al menos eran entretenidas y cumplían sus funciones: gustar a los más pequeños, hacer pasar un rato despreocupado a los mayores, e inculcar esos valores tan americanos de amor al prójimo, ayuda a los necesitados y lecciones de moral y lo conocido como espíritu navideño (después... a comprar armas a Irak y atacarles con ellas ¡viva!)
En la Navidad de 2009 estas son las dos únicas películas de esta temática:
(aunque vamos, llevas a un crío a ver esto al cine y tiene pesadillas toda su vida)
(que yo no sé si lo han hecho los mismos de Pigly y sus amigos, esos dibujos de Clan TV que te rilas, pero se parece muchísimo)
Y ya está. Nada de Papás Noeles novatos, ladrones que tropiezan con la exagerada iluminación de las casas yanquis, esqueletos o duendes empeñados en robar la Navidad, ángeles que hacen milagros, muñecos de nieve vivientes o, como hemos apuntado antes, entrañables asesinos en serie con traje de San Nicolás. Esto ya no es lo que era...
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